domingo, 20 de julio de 2008

DINERO Y MÁS DINERO PARA EL CHINO ÁVILAR ESTRADA


En una semana se destapó la cloaca en el municipio de Veracruz.
Bastaron sólo ocho días de ausencia del alcalde Jon Rementería en el primer ayuntamiento de América en tierra firme, para que salieran los olores de la putrefacción acumulada en los escasos seis de gobierno municipal.
Ahora resulta que el 99 por ciento de la obra pública a realizar durante 2008, fue concesionada en exclusiva a destacados miembros del Partido Acción Nacional y a uno que otro priísta, considerados como los principales acaparadores en cada trienio, gracias al manto de la complicidad.
Salen a relucir las constructoras de los hermanos Gutiérrez de Velasco, Ruiz Ortiz, y los Malpica, pero el que se llevó la rebanada más grande del pastel es el sinaloense Adrián Ávila Estrada, exalcalde de Boca del Río, exmilitante del PAN y actualmente integrante de las filas del partido Convergencia, propiedad del senador Dante Delgado Rannauro.
Obras por 52 millones de pesos es el paquete que regalaron a las constructoras del Chino Ávila, se supone que con el consentimiento del presidente municipal de Veracruz.
Otros 60 millones de pesos fueron entregados a compañías propiedad de connotados miembros de Acción Nacional, que en pasado fungieron como autoridades municipales en el puerto jarocho y Boca del Río.
Los empresarios del ramo de la construcción, considerados siempre soldados del Partido Revolucionario Institucional, han puesto el grito en el cielo al enterarse de las preferencias hacia sus similares del PAN.
¿Por qué al Chino Ávila y al PAN?
Es la gran interrogante de propios y extraños.
En primer lugar basta recordar que Adrián Sigfrido Ávila Estrada buscó ser alcalde de Boca por segunda ocasión, siendo el candidato de una poderosa alianza partidista encabezada por el PRI, Convergencia, Verde Ecologista, PANAL y PT.
Se dijo que iban todos juntos contra el candidato del PAN, y aún así no lograron el triunfo, lo que dio lugar a especulaciones que señalaban la negociación para entregar el municipio de Boca del Río a los azules, a cambio de ceder el de Veracruz al PRI.
También se supo que como premio de consolación, Ávila Estrada recibió la promesa de un alto funcionario del gobierno estatal de “no te preocupes, vamos ayudarte con un chingo de obra pública para tus empresas; vas a reponerte en tus finanzas, te lo aseguramos”.
Y al parecer, le están cumpliendo.
Desde los primeros días de la administración de Jon Rementería, una de las compañías de Adrián recibió los trabajos de pintar de blanco y rojo todos los postes del sistema eléctrico del municipio que estaban azules. Fueron algo así como 20 mil luminarias, a razón de 100 pesos cada una.
Por esa obra de pintura que ningún beneficio social dejó en la ciudadanía porteña, el Chino Ávila presuntamente cobró 200 millones de pesos, y según números de especialistas en la materia, descontando todos los gastos de operación, le quedaron 100 millones netos de ganancia.
Se descubre ahora que don Adrián sigue siendo de los constructores preferidos, al continuar recibiendo obras por efectuar, y seguramente se las otorgan simulando el juego de las licitaciones públicas.
¿Quién lo protege?
La orden de “apoyarlo” sale directo de una oficina de palacio de gobierno, acá en la capital del estado.
Pero todo tiene una razón, y tratándose de obras, está de por medio el dinero…mucho dinero, que va a parar en los bolsillos de unos cuantos funcionarios de la Fidelidad.
El expresidente municipal de Boca del Río en el cuatrienio 2001-2004, comparte el gran pastel, no hay la menor duda.
Pero… ¿Sabrá el gobernador Fidel Herrera quién de sus más cercanos colaboradores está hinchándose de billete con los negocios de la obra social?
Porque casi todos sus fieles, sacan provecho del regenteo del cargo público y el influyentismo.
Hasta el más chimuelo masca chicle.
Para muestra un botón.
Juan Carlos Molina Palacios, paisano del gobernador Herrera, cobijado bajo la sombra de Francisco Loyo Ramos y poseedor de una impresionante ficha curricular de chantajes y estafas.
Empezó el sexenio de la Fidelidad como representante del gobierno estatal ante la Industria Alcoholera, un cargo creado a la estatura de sus debilidades etílicas. Todo un vival; en las pasadas campañas políticas consiguió dinero para apoyar a diez candidatos a alcaldes de la zona centro, a cambio los futuros ediles, en caso de ganar, se comprometían a entregarle toda la obra pública durante los tres años de mandato municipal.
La suerte estuvo del lado de Molina, los candidatos priístas ganaron, y hoy sus constructoras Margusa y Seteyco, acaparan todos los trabajos de obras de los diez municipios.
Hasta le trabaja al ayuntamiento de Veracruz. Para 2008 recibió un paquete de obras por 20 millones 750 mil pesos, que incluyen la realización de dos colectores pluviales, uno en la colonia Niños Héroes y otro en el tramo Fidel Velásquez y la colonia Miguel Alemán.
Vuelvo a preguntar.
¿Lo sabrá el gobernador?
Hace un par de semanas renunció al cargo alcoholero, dependiente de la Secretaría de Agricultura del gobierno del estado, para irse a dirigir a los productores de caña del Ingenio La Gloria. Presume que llegó al liderazgo cañero impuesto por el gobernador Herrera y su compadre el dirigente nacional Daniel Pérez Valdez, de quien dice, sucederá en el cargo dentro de dos años, para estar en posibilidades de apoyar a Fidel en la carrera por la presidencia de la república en el 2012.
Con fichas como el señor contador privado Palacios, como fieles colaboradores, para qué quiere más enemigos el mandatario de veracruzano.
¿O usted qué opina?

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