martes, 12 de mayo de 2009

AMENZA EL FANTASMA DEL ABSTENCIONISMO


Como van pintando las campañas de los candidatos a diputados federales, es indicador que el abstencionismo electoral será nuevamente el gran vencedor en los comicios que vienen.
Se habla de 65 y hasta 70 por ciento de abstinencia en las urnas en la jornada cívica del próximo domingo 5 de julio, en los 300 distritos de toda la geografía política de la república mexicana.
Y el desprecio popular a no cumplir con su obligación de acudir a votar en la elección intermedia del 2009, será para todos los candidatos, sin hacer distinción de partido político al que representen.
La indiferencia del electorado será tanto para los rojos, como los azules, amarillos, naranjas, verdes y todas las demás miserias partidistas que, para pegarse a la ubre de las prerrogativas del IFE, se constituyeron en institutos políticos.
El pueblo está cansado de mentiras y farsas de sus gobernantes y representantes populares en las cámaras de diputados y senadores.
Hoy vemos a todos los candidatos como animales rastreros mendingando el voto ciudadano, prometiendo incluso hasta las perlas de la virgen, pero después del proceso electoral nunca más se les vuelve a ver en las colonias a las que prometieron llevar el progreso.
Pero en cambio, a ellos se les vio llegar al poder con una mano atrás y otra adelante, y dejan los cargos públicos o de representación, inflados de billetes e hinchados de tanto adorar a dios Baco, aunado a los hijos de sus relaciones extramaritales.
Por todo lo anterior, las elecciones federales de este año tienden a ser arrastradas por un abstencionismo galopante hacia el fracaso anunciado.
La decepción de la gente por los políticos mexicanos, esta vez tiene otros ingredientes.
Primero, el impacto de la crisis económica que golpea sin misericordia a las familias mexicanas, que todos los días reciben el tiro de gracia de parte de esos hambreadores llamados comerciantes, que suben el precio de los artículos básicos con la complacencia de las autoridades.
Segundo, el temor que ha despertado la psicosis por la enfermedad del marrano que sigue contagiando y matando inocentes en todo el mundo, incluido México.
Y tercero, el coraje de los mexicanos contra el gobierno del presidente Felipe Calderón por ocultar el virus de la influenza porcina al privilegiar la visita a México de su homólogo norteamericano Barak Obama, el pasado 17 de abril.
Según la denuncia del cubano Fidel Castro, no alertar sobre la enfermedad propició que el microbio del cochino se expandiera y saliera de México, convirtiéndose en la pandemia con los saldos de muerte ya conocidos.
El trato discriminatorio y de apestados que muchos mexicanos reciben en el extranjero, mantiene sumamente encabronado al pueblo mexicano, principalmente en aquellos que tienen familiares trabajando o residiendo fuera del país.
Y de esa mala imagen de México, todos empiezan a responsabilizar al gobierno federal, encabezado por el blanquiazul Felipe Calderón.
Quiérase o no, las actuales circunstancias políticas generadas por los estragos de la influenza del cerdo tipo A H1N1, serán recordada por los electores el 5 de julio, día de las elecciones federales en México, donde habrán de renovarse los 500 escaños en la Cámara de Diputados de San Lázaro, 300 por la vía directa del voto y 200 plurinominales.
No acudir a votar, o sufragar por partido distinto al PAN, podría ser la opción que tenga en mente el ciudadano mexicano para el día de la jornada electoral del primer domingo de julio.
Y lo harían como pago de castigo a los yerros del gobierno calderonista, no tan sólo en la contingencia sanitaria que enfrenta el país por el mal manejo del virus porcino, sino por todos los tropiezos en lo que va de su mandato.
Uno de tantos, es la lucha por la seguridad nacional, perdida ante los carteles de las drogas y la delincuencia organizada, y en la que los elementos del México Seguro han cometido todo tipo de latrocinios contra la ciudadanía en general, bajo el argumento de “andar cazando delincuentes y mafiosos”.
Tarde que temprano, el pueblo buscará cobrarse esas facturas de abuso de poder, y el día no se ve lejos.
Al menos en Veracruz y las otras 17 entidades gobernadas por el PRI, el PAN de Calderón y Germán Martínez, camina al filo de la navaja rumbo al proceso federal intermedio.
Las visitas de la enviada presidencial Josefina Vázquez Mota a los estados priístas, buscando unidad entre sus compañeros panistas, no ha dado los frutos esperados en Los Pinos.
Al contrario vino a revivir esperanzas del 2010 en aquellos que se consideraban muertos para el relevo del 2010 en el estado de Veracruz, quienes no desaprovecharon la oportunidad para chismearle a doña Josefina linduras del ausente que despacha en el ISSSTE.
De Veracruz la señora Vázquez Mota se llevó la impresión que el PAN no la tiene nada fácil el 5 de julio, no porque los candidatos del PRI sean chuchas cuereras y vayan arrasar en las urnas, sino que el verdadero peligro lo representa el arrastre popular del gobernador Fidel Herrera, que induciría al triunfo a los abanderados de la Fidelidad por México.
Por el momento, las campañas lucen desangeladas, sin rumbo ni dirección.
Los candidatos del tricolor andan desamparados y huérfanos caminando por las calles de sus distritos electorales, acompañados, muchos de estos, sólo de sus soplanucas.
Mientras que la gran mayoría de los opositores a los priístas, como dicen en Alvarado, simple y llanamente “ni quien los parche”.
Ese es el panorama preelectoral en Veracruz.
Es la antesala del abstencionismo 2009.

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