miércoles, 15 de julio de 2009

EL REY MIDAS NAOLINQUEÑO

¿De cuánto serán los cañonazos que Reynaldo manda al puerto jarocho para que lo bañen de gloria y después se beban el agua?
En verdad, qué asco y vergüenza decirse periodista cuando se topa uno con lamehuevos, a quienes no les importa convertirse en insectos rastreros con tal de seguir mamando del funcionario público.
En mis 35 años de comunicador, había yo conocido de todo en el apasionado mundo del periodismo, desde aquellos reporteros que no se doblan en sus trincheras, hasta los que sin descaro alguno sirven de alfombra al gobernante en turno.
Pero, lo que hoy se atreven a publicar del secretario de gobierno Fidelista, me causa vómito, y en éstos precisos momentos, al leer esos textos, como Pedro a Cristo, negaría ser periodista si algún ciudadano preguntara a qué me dedico.
¿Qué mundo de mentiras vivirán esos señores que se autonombran paladines de la información, que aún con títulos académicos y premios nacionales, se han convertido en despiadados mercenarios del periodismo?
Instalar a Reynaldo Escobar, mejor conocido en el bajo mundo adorador del dios Baco como rey-naco, en un pedestal como el salvador del Fidelismo de ayer, de hoy, y del futuro, no tiene…nombre.
¿Cuánto miles de pesos llevará cada mes a Veracruz el mensajero importado de aquella ciudad, quien para cumplir con esa tarea pactada, desde el 15 de diciembre de 2004 cobra en la secretaría de gobierno simulando trabajar?
La maleta de billetes con destino especial al violento puerto de Veracruz debe ir siempre muy pesada, para que el Chochol vaya acorde con el soborno.
Porque ya para que el mismo “periodista” y en el mismo rotativo, cada mes se le tire al piso a don Gaudencio, eso habla que el tío de los Pipos Vázquez Cuevas gusta ser bastante generoso con el “columnista”.
Sin embargo, para quienes conocen la verdadera historia de hambreador de Escobar Pérez, se mueren de la risa cada vez que, el “reportero de siempre”, idolatra y pone en un nicho al funcionario de la Fidelidad.
A Reynaldo lo recuerdan sentado siempre en el mismo café, ya desaparecido, esperando una víctima a quién gorrearle un lechero o, si se podía, el desayuno completo, porque para su desgracia ni para eso tenía, en virtud que en su despacho no se paraban ni siquiera las moscas.
En esos tiempos de miseria y desgracia de Reynaldo, Dante Delgado se convirtió en su gran salvador al llevarlo, por medio del partido Convergencia, a la presidencia municipal de Xalapa.
Traidor empedernido como lo reconocen sus amigos del pasado, no pasó mucho tiempo para que Escobar atizara puñaladas por la espalda a Dante. (Y no dudan que haga lo mismo con Fidel)
Y no era para menos…
El poder marea a los inteligentes y enloquece a los pendejos.
Y Gaudencio no fue la excepción…
Sintiéndose poderoso con el dinero del pueblo xalapeño y envestido como alcalde de la capital del estado, no le fue difícil traicionar a su hacedor político, y rayando en el colmo de la desfachatez y la demencia, hasta se atreve a criticar y denostar al senador convergente, quien lo salvara de morir de frío, hambre y sed.
Es indudable que la estrella de la buena suerte ha sonreído al secretario de gobierno Escobar Pérez, los últimos 8 años.
Los cargos públicos, en la alcaldía de Xalapa y en el gobierno Fidelista, le han servido como trampolín para acumular riqueza; es dueño hoy de incalculable fortuna, tanto en dinero como en bienes materiales; hasta lo llaman el “Mago Midas de Fidel”, por esa sabia virtud de hacer millones de billetes a corto plazo, que le han permitido, cuentan, irse en viaje de placer a los mejores casinos del mundo.
Para desgracia de Reynaldo, la opulencia financiera que tanto presume y que insiste en lavar con su profesión de abogado, es la misma cuyo origen tienen en la mira las fuerzas de seguridad nacionales.
Vivir bajo los efectos de un amparo federal, como lo hace el secretario de gobierno Fidelista, es estar todo el tiempo a salto de mata y permanecer cada momento en angustiante zozobra.
Es seguro que Reynaldo ya no duerme imaginando que la PGR o la SIEDO, tumban las murallas de sus mansiones en Xalapa o de su rancho en Naolinco, para llevárselo detenido, por sus presuntos nexos con la delincuencia organizada.
Cuando llegue la hora de pagar cuentas pendientes, nada salvará al exalcalde de Xalapa.
No le servirán decirse “testigo protegido”, ni tampoco sus horas acumuladas de plegarias en la iglesia personal que instaló en su singular rancho ganadero y de colección equina en su natal Naolinco, Veracruz, que por su alta tecnología de punta, ya quisiera dotarla el propio gobernador Fidel Herrera a su finca Fidelidad, allá en la cuenca del Papaloapan.
Reitero…
Para quienes conocieron al desarrapado Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez hace apenas 10 años, contrastante con la abundancia financiera que hoy ostenta, no dudan en señalarlo como pájaro de cuentas, encubierto en una profesión de la que no ha pasado de mísero aprendiz de coyote.
Entonces yo me pregunto…
¿Porqué engañar a los lectores pontificando al funcionario Fidelista como el adalid de la honestidad, transparencia, y principalmente de la lealtad al hombre, al amigo y a las instituciones públicas?
Esos valores no los conoce Reynaldo, y por supuesto que tampoco sus agradecidos bufones.
Y quien lo dude, basta con preguntarle al propio Dante, quien por coincidencia, en su cuatrienio, también regaló majestuosas mansiones en Boca del Río a los plumíferos que hoy le muerden la mano al estar al servicio de su detractor y malagradecido, Reynaldo Escobar.
Sin pretender convertirme en agorero del desastre, vuelvo a preguntarme…
¿Cuál es el futuro inmediato del secretario de gobierno de Veracruz, antes o después que finalice la Fidelidad?
¿Algún centro penitenciario de alta seguridad del país, o su lujosa “embajada” de la avenida Maestros Veracruzanos, que prepara para convertirla en una nueva notaría de la ciudad de Xalapa, regalada por su “amigo” Fidel Herrera”.
¿O usted qué opina?

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