lunes, 8 de febrero de 2010

DANTE EL “TOMATODO”



Dante Delgado se dice listo para ir otra vez en busca de la gubernatura de Veracruz.
Y afirma que lo hará, “porque a través de encuestas y sondeos, la ciudadanía veracruzana está pidiéndoselo; además de motivarlo el millón de votos que obtuvo en 2006 cuando ganó las elecciones como candidato a senador”.
¡Ah qué Dante Alfonso!
Siempre y optimista y soñador.
Seguramente hoy más que nunca se encuentra entusiasta y loco de alegría, después de los presagios del pitoniso mandatario de Veracruz, Fidel Herrera, quien aseguró que “el próximo gobernador será un cordobés”.
Sin embargo, para ganar ésta vez el gobierno del estado, se requiere más que ser originario o avecindado de la ciudad de los Treinta Caballeros.
La jornada electoral del 4 de Julio de 2010, no es una papita similar a la que Dante se comió en las elecciones federales de hace casi cuatro años. Sólo basta ver quiénes fueron los contendientes, por el PRI José Yunes Zorrilla y por el PAN, Juan Bueno Torio, para sacar conclusiones del porqué la contundente victoria del exgobernador Delgado.
El Veracruz que Dante encontrará en su nueva aventura de buscar gobernar de nueva cuenta la entidad, no es el mismo. Las circunstancias políticas son otras; y los habitantes del estado también son otros.
Los niños de 1992 cuando Dante dejó de gobernar Veracruz, son hoy la inmensa mayoría de jóvenes universitarios, hombres y mujeres, que deciden los triunfos electorales en la geografía estatal. Y seguramente, éstos escucharon o han sido informados del cuatrienio de gobierno que desarrolló el actual senador de la república; la calificación les corresponde a ellos, y es probable dejen constancia en las urnas en el proceso que se avecina.
Incluso, el propio Dante ya no es el mismo.
Y no me refiero a los años transcurridos que pudieran haberle limitado esa altitud y dinamismo que lo caracterizaban.
Sino a esa extraña actitud y comportamiento que Dante ha asumido los últimos años de su actividad política, en los que sus verdaderos amigos fueron quedándose en el camino.
Todos los que creyeron y seguían a Dante, se abrieron, lo abandonaron, y son más de uno los que hablan pestes del dueño de Convergencia.
De traidor, no lo bajan.
Y no es para menos.
El ex gobernador sustituto de Veracruz ha cometido errores en la conducción de su franquicia política.
Operar o administrar Convergencia con políticas del “tomatodo”, dejan ver a Delgado Rannauro como insaciable por el poder y el dinero.
Por ello, muchos jóvenes valores que huyendo del PRI se refugiaron en Convergencia buscando oportunidades de participación y democracia partidista, se dieron de topes en la cabeza cuando descubrieron que el partido de Dante, estaba peor que el tricolor.
Decepcionados, iniciaron la estampida.
Sus argumentos fueron válidos y les asistió la razón…
En las siglas de Convergencia, no existen libertad ni pluralismo; primero es Dante, después es Dante, y al final es Dante, y detrás de él, sus familiares carnales o políticos.
Se observa que a últimas fechas el senador Delgado ha hecho otros “amigos, socios o cómplices”, a los que ha convidado parte del enorme pastel que significan las millonarias prerrogativas de ley que el IFE y el IEV entregan a su instituto político.
Algunos de los cuales son verdaderos pillos de cuello blanco, que llegaron a Veracruz para amasar cuantiosas fortunas por medio del ejercicio del poder y el tráfico de influencias.
Uno de tantos, es Adrián Sigfrido Ávila Estrada, impuesto por Dante como el dirigente estatal de su licencia partidista, en sustitución de un inoperante Armando Méndez de la Luz, a quien dicen que como premio de consolación, será diputado plurinominal en la próxima legislatura local.
Con gente como esa, desechos de otras instituciones políticas, Dante se dice listo para buscar otra vez la gubernatura de Veracruz.
Asegura que ganará la elección.
Pero para lograrlo necesitará más que su convergencia, el PT y el moribundo PRD.
O al menos que Dante sea parte de un plan B que sigilosamente aguarda bajo las almohadas, allá en un lujoso departamento de la conurbación Veracruz-Boca del Río.
De no ser así, desde ahorita adelanto que la función del candidato de la alianza Convergencia PRD-PT, será la de cacha votos; se los quitará al PAN para dárselos al PRI.
Quién lo dude…
Al tiempo.

¿Y DONDE ESTAN LOS FIDELISTAS?

¿Dónde están los defensores de la Fidelidad?
Esos que se desgarraban las vestiduras, y que hasta aseguraban ofrendar su vida por defender las causas del Fidelismo Veracruzano.
¿Dónde estás Reynaldo Guadencio Escobar Pérez, que tu voz defendiendo al gobernador Fidel Herrera, no se escucha?
¿Dónde están todos esos nuevos talentos hechos al crisol de la Fidelidad que despachan como diputados federales?
Todos guardan silencio.
Mi amigo Fidel Herrera, se encuentra solo.
Y como tal ha tenido que salir a decir que “es una infamia; no soy santo, pero no cometo delitos”.

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